Wednesday, June 1, 2011

Abejas, abejitas, abejorros

Abeja doméstica

Cuando hablamos de abejas, en general nos referimos a la abeja doméstica o melífera y cuando mencionamos abejas silvestres también pensamos en abejas melíferas que se han escapado y viven libremente. Nos olvidamos de todos los miles de especies de abejas y abejorros verdaderamente silvestres que nunca han sido domesticados. Deberíamos tener en cuenta que la abeja doméstica llegó al continente americano traída por colonos europeos. Aquí no las había y por millones de años las funciones de polinización eran realizadas por todas estas otras especies sin ninguna ayuda de la abeja doméstica.
No cabe duda que la importancia económica de la abeja doméstica es enorme, no sólo por la miel y la cera sino también y con mayor razón por la polinización de numerosos cultivos; tampoco cabe duda que es un ser extraordinario, cuya vida social, habilidad arquitectónica, sistemas de comunicación y eficiencia en juntar néctar y polen nos llenan de admiración.

Pero así y todo debemos tener en cuenta que su llegada al continente americano posiblemente haya significado algo muy malo para mucha de la fauna polinizadora que se ha visto desplazada por este formidable competidor. Es posible que algunos polinizadores nativos se hayan extinguido o reducido a poblaciones mínimas a causa de la llegada de la abeja doméstica, pero no hay forma de comprobarlo a causa de tanta carencia de información.

Abejorro

En muchos casos las abejas y abejorros silvestres siguen desempeñando un importante papel de polinización y fertilización de plantas, especialmente cuando se trata de plantas oriundas de este continente. Por ejemplo las flores de la papa, el tomate, pimiento y muchas otras de la misma familia requieren servicios especializados que sólo los polinizadores nativos saben proveer, haciendo vibrar las anteras para que salga el polen; algo que la abeja doméstica nunca aprendió.
También algunos tipos de abejorros pueden trabajar durante condiciones climáticas demasiado duras para la abeja doméstica. Por todo esto debemos valorar a todas nuestras abejas nativas y protegerlas en lo posible. A veces los insecticidas causan estragos en esta fauna tan ignorada y desapercibida. Después los agricultores se preguntan por qué los árboles dieron tan poca fruta y no pueden ver la conexión entre una cosa y la otra.

Abeja silvestre

El mantenimiento de la flora natural, desde pequeñas florecillas silvestres hasta grandes árboles depende en gran medida de la salud de la fauna de polinizadores y debemos tomar conciencia de la necesidad de protegerlos contra el uso excesivo de insecticidas y la destrucción de habitats donde puedan tener sus nidos y criar a sus familias.

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